El sector cosmético avanza en su transformación en 4.0

  • Transformación digital

La fábrica del futuro que debe perseguir la industria cosmética debe emplear una serie de habilitadores tecnológicos, como son los sensores, la robótica, impresión 3D, la ciberseguridad y la conversión de información en inteligencia. Sólo así podrá responder a los requisitos del consumidor y mantener la eficiencia de la producción.

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La industria cosmética es una de las más relevantes de la economía española. Con una facturación de 7.000 millones de euros, se sitúa por delante de otras industrias como el vino y el aceite. Pero, como en otros sectores, la cosmética se dirige hacia la personalización absoluta, debido a que el cliente está pidiendo cremas y productos fabricados solo para él. La industria debe encontrar el equilibrio entre ese nuevo escenario y la eficiencia de la producción en masa para poder seguir siendo competitiva. “Se trata de la personalización en masa, un nuevo concepto para el que las fábricas deben conectar la demanda con la planta, trabajar en tiempo real para responder a los requisitos particulares del consumidor y mantener la eficiencia de la producción. En definitiva, transformarse en 4.0”, señala Ana Santiago, CEO de Sisteplant.

La industria cosmética es una de las más afectadas por la transformación digital. Las demandas del consumidor han cambiado y cada vez son más exigentes. Además, se trata de una industria en la que la I+D+i tiene un gran peso –cada año se reformula el 25% de los productos que hay en el mercado–, y en la que los ciclos de producción y salida al mercado resultan críticos. En los tiempos de fabricación tradicional las empresas se podían tomar tiempo para lanzar nuevos productos. Ahora, quizá, cuando se lancen, ya están obsoletos. Por eso, innovación, agilidad y calidad son los tres ejes en los que las empresas deben debe basarse para convertirse en fábricas del futuro.

Ese modelo de fábrica del futuro que debe perseguir la industria cosmética debe emplear una serie de habilitadores tecnológicos como son los sensores, la robótica, los sistemas embebidos, impresión 3D, la ciberseguridad para evitar vulnerabilidades, y la conversión de información en inteligencia. La integración de las cadenas de suministro, la monitorización de procesos, el desarrollo de algoritmos matemáticos para replicar procesos y monitorizar para predecir y evitar fallos antes de que se produzcan, la trazabilidad de los productos y el análisis de la experiencia de uso son algunas de las claves que debe implantar la industria cosmética para alcanzar el éxito en su digitalización.

Además, esta transformación digital también requiere adecuar los perfiles a estos nuevos entornos digitales, dado que el conocimiento es necesario para aportar cada vez más valor a los bienes físicos fabricados, y aplicar una transformación cultural a niveles de alta dirección. “Los directivos deben entender que, para aportar más valor y completar la oferta de productos a los consumidores, la forma más rápida de innovar es llevar a cabo alianzas colaborativas con los competidores y superar las denominadas zonas grises, porque la velocidad de los mercados es tan rápida que no les permitirá adaptarse al mismo”, añade Ana Santiago.