Razones por las que un ERP es el mejor aliado para una pyme
- Productividad
Para competir en un entorno de globalización como el actual, las pymes deben explotar su producción al límite, o disponer de un sistema de planificación estratégica para competir con garantías. Para ello, precisan de soluciones de gestión eficientes sobre las que apoyar sus procesos internos.
En un mercado global en el que las barreras geográficas desaparecen, la tecnología está marcando la diferencia respecto a la eficiencia y la competitividad de las pymes. Éstas necesitan soluciones basadas en tecnología innovadora para garantizar la fiabilidad de la información con la que trabajan y también para dotar de mayor rapidez a unos procesos que deberán centrarse en la eficiencia. Para Datisa, son cinco las razones que ponen en valor la contribución de un sistema de gestión empresarial (ERP) para las pymes:
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Incrementa la productividad
Hacer más en menos tiempo, con menos recursos y menos costes. Se trata de una ecuación imposible de llevar a la práctica sin el apoyo de la tecnología adecuada. En este sentido, un ERP permite planificar, en base a los datos de producción, venta, costes, facturación, etc. de ejercicios anteriores. En este sentido, será más fácil ajustar la producción a la demanda prevista. Un ERP permite además poner en el mercado productos/servicios altamente competitivos al precio justo para compradores y vendedores. En este sentido, una de las principales ventajas que aporta es que permite a las pymes conectar la información que maneja ayudándole a detectar sus fortalezas y sus debilidades para poder actuar con antelación sobre la operativa de la compañía.
Optimiza los procesos
Introduciendo la información una sola vez, un ERP permite la explotación de los datos en varios niveles y áreas de la organización. Los datos se reutilizan en procesos diferentes y, según su tratamiento, aportan un valor u otro, a personas diferentes, en departamentos diferentes. El dato único minimiza los errores y las posibilidades de duplicar la información, por lo que se optimizan los procesos; se gana confianza, sabiendo que la información con la que se trabaja está siempre actualizada y disponible en tiempo real; se reducen los tiempos; y, por supuesto, se mejora estratégicamente la imagen que se proyecta a los clientes.
Mejora la orientación al cliente
El hecho de que una empresa trabaje con un ERP puede beneficiar también al cliente, sin duda. Un ERP ayuda a prevenir retrasos o a no vender algo que pudiera no estar disponible, porque este tipo de sistemas avisa de la disposición o no de determinados productos/servicios en stock. Junto a ello, existen otras cuestiones básicas que inciden sobre la satisfacción del cliente: facturas que no se emiten o se emiten tarde porque el área comercial no acaba de tener claro qué vendió, qué descuentos proporcionó, qué condiciones de entrega se establecieron, etc. Los ERP también evitan estas situaciones al facilitar el intercambio automático de información.
Establece flujos de trabajo ágiles y precisos
El flujo de trabajo que genera el propio ERP mejora la productividad de una empresa solo por el hecho de registrar automáticamente todo lo que sucede en el seno de la organización y relacionarlo con las operaciones que se derivan de dicho acontecimiento. Por ejemplo, una venta implica la presencia de un presupuesto, un pedido, una factura que irá contabilidad, un albarán que irá a almacén, el transporte, los plazos de cobro, la conciliación con el banco para comprobar que el pago se efectúa según lo establecido, los impuestos que se derivan de la venta, etc. Es decir que, cada acción desencadena automáticamente una reacción sin que se precise de la intervención humana, liberando a los empleados de un tiempo muy valioso para dedicar a otras tareas, como fidelizar a los clientes, optimizar el almacén o buscar nuevas oportunidades de negocio.
Aumenta las ventas
Gracias al ERP se dispone de información veraz y actualizada que nos alerta de una situación de crisis o de una posible oportunidad para incrementar las ventas. Si saben qué productos/servicios arrojan mayores márgenes de beneficio o cuáles son los menos rentables, entonces, las pymes se encuentran en mejor situación para tomar decisiones más fundamentadas para asumir nuevos retos, tales como aceptar nuevos clientes, abrir nuevas líneas de negocio, abordar nuevos mercados, etc.