Ciberseguridad en nuestros días: retos actuales, respuestas concretas

  • Opinión

Joaquin Malo de Molina Zaltor

La ciberseguridad ha dejado de ser un asunto puramente técnico para convertirse en una decisión estratégica con repercusiones económicas inmediatas. En el caso de las pymes, el impacto de un ciberataque puede ser lo suficientemente grave como para comprometer su continuidad, lo que obliga a replantear la seguridad gestionada como una prioridad empresarial y no como un gasto puntual.

 

Por Joaquín Malo de Molina Muñoz, Chief Operating Officer de Zaltor

 

Vivimos en un momento de constante cambio y evolución, lo que conlleva que las amenazas a las compañías son cada vez más sofisticadas y complejas. También aumentan las exigencias regulatorias y las empresas, además de proteger sus activos digitales, deben demostrar que lo hacen de forma trazable y eficaz. El desafío no es menor: desde ransomware dirigido hasta comunicaciones expuestas, pasando por vulnerabilidades sin parchear, identidades comprometidas… Y todo esto, en entornos híbridos y con recursos limitados.

Ante esta situación no se puede dar una respuesta genérica; la protección exige especialización y es crucial la apuesta por soluciones concretas y diversas que pongan remedio a las necesidades específicas.

Uno de los grandes retos del momento es la falta de visibilidad operativa: muchas empresas no saben qué está ocurriendo en sus sistemas hasta que ya es demasiado tarde. Para abordar este problema, existen soluciones que permiten a los proveedores de servicios gestionar la seguridad de distintos clientes desde una única consola; lo que mejora la capacidad de detección, reduce los tiempos de respuesta, refuerza el control interno y facilita la escalabilidad operativa

Otro asunto importante es cómo la gestión de identidades se ha convertido en el nuevo perímetro de seguridad. Tradicionalmente, la seguridad se centraba en proteger el entorno físico o digital de una red: antivirus, firewalls, VPN… Pero a día de hoy, ese perímetro es difuso y en su lugar, la identidad digital de los usuarios (credenciales, roles y permisos) se ha convertido en el nuevo punto de control. El acceso indebido (por credenciales robadas o por falta de monitoreo), es uno de los principales focos de vulnerabilidad; por ello, es fundamental contar con herramientas que cuenten con autenticación multifactor avanzada y gestión de identidades y accesos de clientes, sin depender de smartphones; algo de gran utilidad, por ejemplo, con usuarios no técnicos. Estos productos permiten también variar el rango de seguridad en función del riesgo, sin penalizar la experiencia del usuario.

Lo cierto es que las amenazas no paran. Los ataques son persistentes, automatizados y su detección no resulta fácil; en entornos en los que el tiempo es crítico, para reforzar los esfuerzos de los equipos internos, existen fórmulas que combinan inteligencia de amenazas, monitorización 24/7 y sistemas de respuesta automática que añaden una capa de vigilancia y capacidad de reacción. En infinidad de casos, contar con esta cobertura puede ser definitivo.

Es importante tener en cuenta, también, que muchas organizaciones siguen siendo vulnerables por no haber actualizado sus componentes críticos (por desconocimiento o por limitaciones técnicas); en estos casos, es muy interesante contar con una solución que priorice los riesgos, automatice la remediación y proteja, incluso, sin acceso al código fuente. Estas acciones limitan el espacio de ataque sin comprometer la operativa, lo que resulta de vital importancia en infraestructuras heredadas o entornos de software de terceros.

Por último, pero tan importante como los puntos anteriores, tenemos que hablar de la protección de las comunicaciones. Nos movemos en una realidad en la que cualquier mensaje puede ser interceptado, y por tanto, salvaguardar la privacidad es imprescindible. Las soluciones que garantizan el cifrado de extremo a extremo, sin la obligación de compartir datos personales son las que permiten mantener conversaciones verdaderamente confidenciales, algo clave en sectores como el sanitario, financiero o legal.

Nos encontramos, por tanto, con que en 2025 la ciberseguridad es un asunto ineludible, de vital importancia, que requiere visión estratégica, agilidad operativa y una red de aliados sólidos. Desde Zaltor tenemos muy claro que nuestros fabricantes no son piezas de catálogo, son respuestas concretas a desafíos reales: desde la protección integral y proactiva de Invisible Bits, hasta la gestión inteligente de identidades y accesos que ofrece TrustBuilder. Disponemos también de la capacidad de detección y respuesta avanzada de Cyberoo, la remediación predictiva de vulnerabilidades de Vicarius y las comunicaciones seguras corporativas de Threema, que garantiza privacidad sin concesiones. Esta clara apuesta por la seguridad ofrece a nuestros clientes la oportunidad de crecer con confianza en un entorno digital protegido, porque la ciberseguridad es un camino que hay que recorrer con los socios adecuados.