Cuatro de cada diez pymes españolas no perciben beneficios en la inteligencia artificial
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Solo un 12,8% afirma haber incrementado sus ventas y apenas un 3,5% reconoce mejoras en la retención de talento. La falta de estrategia digital y la percepción limitada de los beneficios ponen de manifiesto un reto estructural para la competitividad de las pymes en el nuevo entorno tecnológico.
La inteligencia artificial se ha consolidado como uno de los principales aceleradores de transformación empresarial a nivel global, pero en España su impacto en las pymes sigue siendo desigual. Según el II Informe de Pymes y Autónomos de España de Hiscox, cuatro de cada diez pequeñas y medianas empresas consideran que la IA no aporta ninguna ventaja ni beneficio a su actividad. Esta percepción contrasta con el crecimiento sostenido en la implementación de soluciones basadas en IA, que ha pasado del 7,4% en 2022 al 11,9% en 2024 y alcanza ya el 23,3% en 2025.
El estudio refleja una brecha evidente entre el potencial de la tecnología y su aprovechamiento real. Mientras el 58,8% de las pymes reconoce algún impacto positivo, las mejoras más señaladas se concentran en la eficiencia operativa: un 53,2% destaca la optimización de tareas o procesos, un 44% la mejora general de la eficiencia y un 32,2% el ahorro de costes. Sin embargo, los beneficios directamente vinculados al crecimiento del negocio son mucho menos visibles: solo un 12,8% afirma haber incrementado sus ventas y apenas un 3,5% reconoce mejoras en la retención de talento.
Brecha entre adopción y resultados
Las diferencias entre las empresas que ya han incorporado la IA y aquellas que aún no lo han hecho son notables. Entre las primeras, que representan el 23,3% del tejido empresarial, solo un 16,2% afirma no obtener ventajas, mientras que el 83,8% reconoce beneficios tangibles en su actividad diaria. En este grupo, los efectos positivos se concentran en la eficiencia: la optimización de procesos alcanza el 71,2%, la mejora general llega al 60,3% y el ahorro de costes se sitúa en el 32,6%. Además, un 21,6% señala un mayor volumen de ventas y un 7% una mejor retención de talento, lo que demuestra un aprovechamiento más avanzado de la tecnología.
En el lado contrario, entre las compañías que aún no han implementado la IA —el 76,7% del total—, casi la mitad (48,8%) sigue pensando que esta tecnología no aporta ningún beneficio. Para este grupo, la percepción de mejoras es mucho más limitada, con niveles de eficiencia, ahorro y crecimiento empresarial considerablemente inferiores, lo que evidencia la brecha existente entre experimentar la IA y observarla desde fuera.
El informe también analiza el grado de conocimiento y uso de las principales herramientas de IA generativa. ChatGPT se posiciona como la más reconocida, con un 82,1% de las pymes que afirman conocerla y un 38,5% que aseguran haberla utilizado. A bastante distancia se sitúan Gemini, conocida por el 49,1% y utilizada por el 14,2%, y Copilot, con un 34,9% de reconocimiento y un 13,8% de uso. Deepseek muestra un grado de reconocimiento más moderado (26,4%) y un nivel de utilización especialmente bajo (5,6%). Estos datos reflejan que, aunque existe una familiaridad creciente con las herramientas de IA, el salto del conocimiento a la práctica sigue siendo limitado y su uso efectivo en el día a día empresarial todavía no está plenamente consolidado.
Más allá del ámbito específico de la inteligencia artificial, el informe alerta sobre la situación general de la digitalización empresarial. La proporción de pymes que asegura contar con una estrategia digital ha disminuido de forma significativa: del 54,6% en 2022 al 52,8% en 2024, y hasta el 42,8% en 2025. Esta caída evidencia un retroceso en la planificación digital a medio y largo plazo, en un momento en el que la demanda tecnológica es cada vez más exigente. Además, aunque en 2025 se destina un 13,4% del presupuesto anual a la estrategia digital —un ligero avance respecto al 12,3% de 2024—, la cifra sigue siendo muy inferior al 18% dedicado en 2022, lo que sugiere que muchos negocios están reduciendo o ralentizando sus esfuerzos en digitalización.