España es el séptimo país más digitalizado de Europa
- Transformación digital
Mientras que en las pymes y grandes empresas los niveles de implantación de las tecnologías digitales son elevados, en las empresas más pequeñas se está desarrollando más lentamente. El reto para los próximos años es ayudar a estas empresas a digitalizar sus procesos con vistas a mejorar su productividad y competitividad para así favorecer su crecimiento.
La transformación digital en España ha avanzado vertiginosamente durante este cuarto de siglo, lo que ha permitido al país situarse entre los líderes digitales europeos. Según el informe ‘Impacto de la transformación digital en España: 1998-2023’ de la Fundación Orange en España y Nae, en el periodo 2017-2022, España ha avanzado posiciones, llegando a ocupar la séptima posición, situándose por delante de países como Francia (12ª), Alemania (13ª) o Italia (18ª).
En el ámbito empresarial la transformación digital ha dependido fundamentalmente del tamaño de las empresas y del sector productivo al que pertenecen. Mientras que en las pymes y grandes empresas los niveles de implantación de las tecnologías digitales son elevados, en las empresas más pequeñas (microempresas de 0 a 9 empleados) la digitalización se está desarrollando más lentamente. El reto para los próximos años es ayudar a las empresas más pequeñas del país, que constituyen más del 95% del tejido empresarial, a digitalizar sus procesos con vistas a mejorar su productividad y competitividad para así favorecer su crecimiento.
El nivel de digitalización también varía sustancialmente entre los diversos sectores, con algunos como el científico-técnico, el hotelero o el de información y comunicaciones que alcanzan cotas elevadas, y otros como el de la construcción, actividades inmobiliarias o comercio minorista todavía rezagados.
Digitalización a dos velocidades
El primer elemento clave para la digitalización de las empresas es, como no podía ser de otra forma, contar con conectividad a internet. La brecha existente por tamaño de empresa se ha ido cerrando paulatinamente, aunque aún es bastante amplia. Así, casi la totalidad de pymes y grandes empresas disponen de acceso a internet en España. Entre las microempresas, alrededor de 8 de cada 10 están conectadas, lo que supone que aún existen cerca de 600.000 empresas sin conexión a internet.
La conexión a internet es la puerta de acceso a un amplio conjunto de servicios digitales que las empresas pueden implantar para la optimización de sus procesos de negocio, además de un escaparate para darse a conocer y presentar sus servicios. Precisamente esta función fue una de las primeras que las empresas implementaron a través de sus páginas web. Esta herramienta ha tenido más aceptación entre las pymes y grandes empresas, mientras que las microempresas que la usan han aumentado de forma mucho más moderada.
El comercio electrónico desde el lado de la oferta no está tan desarrollado en nuestro país como la demanda. Entre las pymes y grandes empresas, aquellas que venden a través de servicios de comercio electrónico han pasado del 3,4% en 2001 al 30% en 2022. En el caso de los aprovisionamientos de las empresas mediante servicios online la situación es muy parecida. Si en 2001 compraban online el 7,1% de las empresas, en 2022 lo hacen el 35,8%. De igual modo que ha sucedido con los ciudadanos, la relación entre las empresas y las administraciones públicas se ha digitalizado muy velozmente. El gran salto se produjo en 2010, año en el que la oferta de servicios y procedimientos accesibles a través de las sedes electrónicas de las administraciones llegó a niveles elevados (por encima del 90% del total).
Los indicadores anteriores muestran una digitalización de las empresas españolas a dos velocidades. Las pymes y grandes empresas han adoptado de forma mayoritaria las principales tecnologías y servicios digitales mientras que las microempresas aún se encuentran en un estado incipiente en su proceso de transformación digital. A pesar del entorno económico no muy favorable, con dos grandes crisis económicas en los últimos 20 años, las empresas van confiando paulatinamente en las tecnologías digitales para mejorar sus procesos productivos, aunque es necesario seguir avanzando en su incorporación, especialmente entre las microempresas.